De repente parece que todo se desmorona. Instituciones centenarias como el federalismo, simplemente no dan los resultados en beneficio de la gente, con mejores servicios y bienes públicos. Las instituciones de seguridad pública y justicia no encuentran el método para salir del atolladero que enfrentamos. Las instituciones electorales y partidos políticos no generan certidumbre, credibilidad ni esperanza en los ciudadanos. Estos son solo algunos ejemplos sobre el ánimo de nuestras instituciones. En este contexto, existe una luz esperanzadora, que desde hace 20 años muestra una evolución progresiva y que parece ser que encuentra su equilibrio. Se trata de nuestra agencia antimonopolios, la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE). Sin duda se trata de un caso que debe estudiarse e identificar cuáles son las lecciones de aprendizaje y que podamos trasladar a otros frentes. Les comparto mi reciente artículo de Reforma.
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