Energía, democratización y futuro.

Entiendo tanto el malestar social que genera el gasolinazo, como la eliminación del subsidio a gasolinas. De hecho, coincido en que se trataba de una política regresiva. Lo anterior no significa que el gobierno no debió prevenir programas de transición y comunicación que explicaran mejor esta medida. Para agravar este asunto, hoy el presidente EPN afirmó que se nos acabó la gallina de huevos de oro (en referencia a las fuentes petroleras). Además de no coincidir en el fondo con él, la forma se me hace terrible, pues no sé si sea la mejor forma de atraer inversiones para la reforma energética.

En este sentido, en esta crisis tan grave, sin duda ya se levantan voces que exigen cancelar la reforma energética. Esta es la parte más preocupante, pues la historia de los monopolios públicos mexicanos, junto con instituciones antidemocráticas, fueron los dos rieles por los que se desplazó el tren del régimen autoritario en México por varias décadas. Regresar al modelo de monopolio anterior, significa seguir apostando al fracaso, al compadrazgo, al secuestro del conocimiento, como ha ocurrido hasta el momento. De ahí que es muy relevante no solo defender la reforma energética, sino vincular a ésta con las principales causas democratizadoras del país y articularla con pyme y consumidores. Que se observe que es una reforma de interés social, no solo para que unos cuantos hagan negocio. De esta manera, les comparto mi colaboración hoy en Reforma: Energía, democratización y futuro.

BERNARDO ALTAMIRANO RODRÍGUEZ
Energía, democratización y futuro
La lucha histórica por la democratización de México encontró en la reforma electoral la piedra angular que permitiría conseguir la tan ansiada alternancia política, mientras que desatendió el efecto que las empresas monopólicas del Estado tienen en nuestra modernización, cuya comprensión ha sido insuficiente y llena de mitos. Incluso, la mayoría de la sociedad que aplaudió la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, hoy desconoce la realidad de empresas como Pemex o CFE, cuyos intentos reformadores fueron anteriormente bloqueados, en gran medida porque los argumentos fueron básicamente económicos, no vinculados al desarrollo democrático. En efecto, nos preocupamos por encontrar en los sótanos de Bucareli los cadáveres del antiguo régimen, cuando hoy se evidencia que éstos se encuentran en Marina Nacional.

Gobiernos autoritarios en todo el mundo se han basado en economías dirigidas y empresas monopólicas, particularmente del sector energético, para financiar su control político. A pesar de alternancias, México no acaba de encontrar el sentido democrático de sus empresas públicas como palanca del crecimiento. Por décadas vimos cómo Pemex y CFE fueron objeto de la intervención directa de gobiernos, lo que condicionó su desarrollo a manipulaciones políticas y sindicales que incidieron en precios e inversiones. La ausencia de competencia impidió que se desarrollara de una manera eficiente la industria. De ahí que aún en este siglo, la mayoría de los directivos de estas empresas públicas han sido más políticos o expertos en finanzas públicas que líderes empresariales, pues el interés sigue siendo cómo salvarlas de los boquetes y pérdidas que les generan tantos procesos ineficientes, así como su sometimiento a las finanzas públicas del país. No obstante, las pérdidas de Pemex y CFE son escandalosas.

Por otro lado, monopolios como Pemex cancelaron la posibilidad de innovación industrial y comercial. Si en efecto hubiéramos tenido una perspectiva de desarrollo nacional, esta industria se hubiera vertebrado con emprendedores y pymes que pudieran innovar en tecnología o cadenas de suministro, como ejes de la transformación nacional. En cambio, se prefirió privilegiar la relación política con el sindicato y con un puñado de empresas que han anclado el desarrollo de la industria y secuestrado el conocimiento. Así, el número de patentes en México en este sector es infinitamente menor a lo que han contribuido empresas privadas o mixtas en otras partes del mundo. En lo comercial, para avanzar en la satisfacción de los consumidores, llegamos al absurdo de que una agencia del Estado verificara a franquicias coordinadas por ese mismo Estado -en muchos casos otorgadas por compadrazgo o criterios políticos- para vender un producto exclusivo del Estado. Todo esto para una pelea por el litro de a litro, cuestión que la competencia corregiría con mayor eficiencia y eficacia. Finalmente, en materia de mejores prácticas corporativas, por un lado, sólo hasta años recientes se avanzó en la figura de consejeros independientes; por el otro, se contaba con una gerencia social, de fachada filantrópica, pero en realidad era quien daba los cañonazos de billetes para llegar a «acuerdos» con gobernadores, alcaldes, y líderes sociales. Todos estos aspectos sazonados por una nauseabunda corrupción. Por eso Pemex es la historia de las oportunidades perdidas y del saqueo legalizado. Con esto se rompe el mito de que somos un país petrolero; pues solo hemos extraído y dilapidado nuestros recursos energéticos.

Así, el malestar que genera el «gasolinazo» nos exige ver a profundidad el problema y evitar que por encontrar alternativas sepultemos el camino de la competencia energética que empieza a trazarse y que nos permitirá dejar atrás esa historia de fracasos y corrupción, y adentrarnos en una dinámica de conocimiento, innovación, crecimiento y bienestar del consumidor. Para esto, exijamos al gobierno, cuyo partido bloqueó en otra ocasión la reforma energética, que construya de la mano de ciudadanos y pymes una agenda democratizadora y de crecimiento en la materia, pues de lo contrario su «apertura» de hoy tendría la sombra de la desconfianza de ser un conflicto de interés para hacer negocios. En este ejercicio, se deberá rendir cuentas puntuales sobre Pemex y CFE, sus directivos, contratistas, franquiciatarios, decisiones de inversión, nombramientos, programas incumplidos, y evaluar el impacto de la política energética en las condiciones actuales del precio de la gasolina. Estos monopolios sostienen con pinzas nuestra viabilidad financiera, cuando deberían ser la industria que funja como motor de desarrollo y de una efectiva cultura basada en el mérito y la competencia. Por último, delinear cómo se vincula esta reforma y sus perspectivas con nuestro futuro, sustentabilidad, soberanía y nuestras finanzas públicas. Todo lo anterior implica invertir en lo que al Gobierno le cuesta más construir: confianza.

Reforma Energética y Ciudadanía Corporativa

Las empresas públicas del sector energético en México no solo han sido la clásica historia que caracteriza a los monopolios gubernamentales: ineficiencias, insatisfacción de los consumidores, impulso de agendas políticas, corrupción, o manipulación de empresas gubernamentales y de las propias empresas públicas. Sin duda, el caso más emblemático fue la extinta LyFC. Esta historia ha sido también una oportunidad perdida para que a través de la fortaleza y alcance de estas empresas se pueda contribuir a desarrollar una ciudadanía corporativa, procesos más transparentes y democráticos de vinculación con comunidades y ciudadanos, y por supuesto de contagiar de manera positiva al entorno de negocios de mejores prácticas y estándares comerciales. Este aspecto es el que analizo hoy en mi colaboración de Reforma Negocios. Sin duda, la reforma energética representa una gran oportunidad para promover una real ciudadanía corporativa y que Pemex y CFE le apuesten a convertirse en agentes de cambio cívico y empresarial. Les comparto el artículo.

BERNARDO ALTAMIRANO
Reforma energética y ciudadanía corporativa
Las perspectivas e impacto de la reforma energética han sido analizados a profundidad en materia de inversión, tecnología, competencia y empleo, así como sobre la viabilidad de Pemex y CFE. Es natural que así sea, pero existe otra gran oportunidad que se deriva de las reformas: avanzar en una mejor cultura corporativa y entorno de negocios en el País.

La apertura detonó, por un lado, la creación de nuevas empresas mexicanas que buscan participar en el mercado energético, de entre las cuales, muchas fueron fundadas por exitosos líderes empresariales en otros sectores. Por el otro, abrió el apetito a empresas internacionales que tienen una amplia experiencia en múltiples países, y que han desarrollado estándares aplicables a diferentes ambientes regulatorios y de negocios. La gran oportunidad es que ambos aspectos contribuyan a delinear un mejor ecosistema empresarial, elevar los estándares y mejores prácticas y romper paradigmas en materia de servicios al consumidor.

La corrupción es la mayor amenaza contra esta oportunidad. Sin duda, en lo nacional, urge avanzar con el sistema anticorrupción y medidas ad hoc en este sector. En lo internacional, hay que aprovechar experiencias, como la de EU, en donde las empresas deben cumplir con la Ley contra las Prácticas Foráneas de Corrupción. Cabe recordar casos como el de Walmart, Siemens, HP o Goodyear, en donde se sancionaron actos de corrupción extraterritorial y se contribuyó a que este tipo de empresas tuvieran que diseñar y ejecutar complejos procesos corporativos para evitar incurrir en malas prácticas.

En el sector del petróleo, Pemex ha sido un referente en la economía nacional, aunque lamentablemente no en el de promoción de una ciudadanía corporativa, ni en el impulso de mejores prácticas. Ahora, tendrá que competir en cultura corporativa con empresas como Chevron o Shell -por mencionar dos casos. La primera -fundada en 1879- ha afianzado una sólida cultura corporativa en la que en todas las áreas de la empresa se enorgullecen del «Chevron Way», la piedra angular de su accionar. Su precisa comunicación corporativa transmite un compromiso para enfocarse en la gente el desarrollo de las mejores prácticas de contrataciones públicas, alianzas con las ONG y think tanks, innovación en las relaciones públicas y contribuir a un adecuado entorno de negocios. Por su lado, Shell, desde 1907, también cuenta con una sólida cultura corporativa, tiene una firme agenda en materia de cambio climático y su visión apuesta a entender mejor el futuro del mundo y el papel que tendrán los energéticos en el mismo. Sin duda, estas empresas -con errores, faltas y aciertos- son un benchmark para Grupo Dragón, PetroBal, Carso Oil & Gas o Pemex, entre otras.

El caso de electricidad es igualmente interesante. La CFE recorre dos vías paralelas, pues por un lado es la empresa que más quejas tiene ante la Profeco y, por otro, avanza en definir su visión y en impulsar códigos éticos de conducta. Ambas vías convergerán cuando los consumidores y competidores sientan que los mecanismos de atención y su propósito se alinean. Comparemos con el caso de Florida Power and Light Company (FPL). Si bien tiene un marco regulatorio diferente, esta empresa conoce el valor que representan las quejas de los consumidores (ratio de 0.03/1000), para ajustar sus procesos y mejorar la experiencia del consumidor. Además, enarbolan una serie de elementos que el consumidor los asocia con la marca: servicio confiable, precios bajos (está en los rangos inferiores de todo EU), así como el de la mayor eficiencia en el mercado. Además, han desarrollado tecnología de primera en materia de medidores y tableros de control, en la que innova para que los usuarios conozcan su consumo eléctrico y sean más racionales.

Estos elementos y de otras empresas globales serán motivo de estudio por las nuevas compañías mexicanas. Pero también deben ser un referente para José Antonio González y Enrique Ochoa al identificar el legado que dejarán en el ambiente de negocios mexicano y cómo dotarán a sus empresas de un propósito que sea identificado por los consumidores. La reforma energética tendrá mayor potencial económico y democratizador en la medida que Pemex y CFE sean un referente de ciudadanía corporativa.

 

¿El Paradigma es Cárdenas?

El debate sobre la reforma energética comenzó la semana pasada. A partir de los posicionamientos iniciales en la opinión pública, podemos anticipar que la discusión se desarrollará en dos rings. Por un lado, la confrontación de visiones políticas e ideológicas. Por el otro, la rivalidad técnica en torno al diseño de los instrumentos normativos, regulatorios y económicos que definirán el éxito de la reforma. La suerte que se tenga en lo político definirá el alcance de lo técnico. En estas condiciones resulta inexplicable que el Gobierno Federal enarbole la bandera del Gral. Lázaro Cárdenas, cuando en realidad debería impulsar un proyecto modernizador en el contexto de nuestras actuales circunstancias políticas, económicas y sociales, así como de los retos futuros que tenemos como sociedad.

Sobre este tema escribo hoy en Reforma y los invito a leer y reflexionar: ¿El Paradigma es Cárdenas?

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La eficacia del nuevo esquema de verificación de gasolina de Profeco.

En declaraciones recientes del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Alfredo Castillo Cervantes, ha informado sobre los resultados de los trabajos de verificación que la Profeco realiza en las estaciones de gasolina, para castigar a quienes no vendan litros de a litro.

Con base en esas declaraciones, observamos que ha habido éxito y contundencia en sancionar a quienes abusan de los consumidores. A toda la sociedad, y en especial a los consumidores, nos motiva que la autoridad sea eficaz.

Estos logros son consecuencia de un profundo proceso de cambio regulatorio. Como en su momento lo mencioné, la fórmula de verificación anterior estaba agotada. En efecto, en octubre del año pasado, posterior a un largo trabajo de normalización, entraron en vigor las NOMs 005 y 185. Lo anterior representó a su vez un cambio en la tecnología de los dispensarios que tuvieron que instalar un nuevo software, para lo cual hubo una considerable inversión de millones de pesos. Ambas normas representan un avance cualitativo en la eficiencia y eficacia del trabajo de verificación de la Profeco.

Por un lado, la Norma 005 obliga la integración de aditamentos de confiabilidad, y dificulta la alteración del dispensario. Asimismo, el dispensario contaría con una bitácora de eventos, en el que se revisa hasta 12 meses del historial de su funcionamiento electrónico. En cuanto a la 185, permite una mayor certidumbre sobre el software instalado en los dispensarios. Con estas normas se permite obtener resultados más claros y transparentes en las acciones de verificación.

Estas normas aumentaron el riesgo para aquellas estaciones que buscaran alterar el despacho y abusar de los consumidores. Adicionalmente, al revisar el historial de 12 meses de los dispensarios, la autoridad podría reducir la frecuencia de sus verificaciones, estar menos expuesta a la corrupción y ser más contundente en sus resultados. Por eso debe reconocerse que esta nueva norma permite verificar con mayor eficiencia a la Profeco, pues con menos visitas, tiene mejores resultados. Sin duda alguna, es un modelo de verificación que le apostaba a reducir considerablemente la impunidad.

Ayer en entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga, el Procurador Castillo afirmó que “antes las verificaciones o eran una simulación, o arreglaban todo a través de un sistema o un software, o no se hacían de manera exhaustiva”. Además, agregó que “en sólo 57 operativos llevamos 600 mangueras inmovilizadas, lo cual significa que con el 3% de los operativos de la administración anterior cerraríamos el mismo número de mangueras” y concluyó “no puede ser posible que en sólo 57 operativos se lleve la cuarta parte del total que se hizo en todo un año”.

Al respecto habría que ser muy cuidadoso al comparar resultados de verificación, que atienden a instrumentos, regulación y tecnología diferentes. Sin duda este caso es digno de reconocer como una política pública exitosa, en la que la autoridad, sociedad y empresa combinaron esfuerzos para encontrar mejores herramientas de protección al consumidor y que se evidencia que en su marco legal hoy la Profeco es más fuerte en esta función tan importante para proteger a la sociedad en que se les brinde el litro de a litro. Esto significa que el proceso de normalización fue exitoso.

Por último, insisto que en las políticas de protección al consumidor deben tener como propósito corregir fallas de mercado. Por tanto, en un mercado como el de gasolinas, corresponde a Pemex diseñar condiciones e incentivos de mercado que amplíen la satisfacción de los consumidores. A esta empresa pública es a la que le corresponde construir mejores condiciones de confianza y la mejor vía es impulsar mayor competencia en la venta de gasolina, e incluso la participación de otras marcas, pues recordemos que al final del día, los proveedores son franquicias.

Un importante paso en la construcción de confianza en el consumo de gasolina.

En una economía mixta como la mexicana, el Estado tiene un papel doble. Por un lado, debe garantizar la libre competencia y concurrencia en los mercados; mientras que en sectores prioritarios o estratégicos debe diseñar una regulación que garantice los derechos básicos de los consumidores y vigilar su cumplimiento, de esta manera el mercado tendrá la certeza jurídica necesaria y dará confianza a todos los actores. En la Segunda Semana de Políticas Proconsumidor se enfatizó que los instrumentos de regulación del Estado mexicano no sólo deben apuntar a fortalecer la inversión, desarrollo y crecimiento de la industria y comercio, sino que deben avanzar en cuatro aspectos clave: los derechos fundamentales de los consumidores, la transparencia, la competencia y libertad de elección. Solo cuando existen estas medidas integrales podemos afirmar que la regulación implica fortalecer a los mercados, y no exclusivamente a una de sus partes.

En el caso del mercado de la venta y despacho de combustible, estamos frente a uno de los mercados más emblemáticos que se encuentran regulados por el Estado mexicano, quien a su vez, por un lado tiene el monopolio de la explotación del petróleo y también permite la inversión privada en la distribución y venta de combustibles. Esta regulación tiene como resultado un esquema complejo de protección al consumidor, en que participan distintas instancias del Gobierno Federal, y en que la verificación administrativa que realiza la Profeco es sólo una parte del complejo entramado de los elementos que deben contribuir a generar confianza en el mercado.

Entendiendo así el modelo, nos queda claro que la verificación administrativa no es la única herramienta que genera confianza en este mercado, pero sí es la que es responsabilidad directa de la Profeco y es la forma mediante la cual nosotros contribuimos a construir confianza.

El objetivo primario de la verificación es asegurar que los agentes del mercado cumplan con la ley, las Normas Oficiales Mexicanas y los estándares de seguridad de producto  en favor de los consumidores. Es claro que derivado de lo dispuesto en las Normas Oficiales Mexicanas, la Procuraduría está obligada a realizar la tarea de verificación y en pro de la defensa de los consumidores ha ejercido sus funciones. Aquí unos datos:

  1. Cada año, la Profeco verifica en promedio 9 de cada 10 estaciones de servicio en el país. Tan solo el año pasado se verificaron 8 mil 988 estaciones de las 9 mil 267 del padrón correspondiente a 2011. Además, al menos 4 mil estaciones fueron verificadas más de una ocasión, atendiendo las denuncias de los consumidores.
  2. Aquí quiero resaltar el trabajo casi censal de las verificaciones en el sector de gasolina. En ningún otro mercado la Profeco verifica prácticamente todos los establecimientos donde hay relaciones de consumo. Incluso hay múltiples medidas preventivas que también existen en este mercado, como es el trabajo de calibración y certificación previa que existe sobre todas las bombas despachadoras..
  3. De este trabajo permanente de la Profeco, se ha detectado que en promedio en 30 por ciento de las estaciones de servicio se inmoviliza al menos 1 instrumento del dispensario por alguno de los rubros de verificación que indica la Norma. Asimismo, desde enero del 2007 hasta el 1 de octubre de este año se han impuesto 182 millones 754 mil 718 pesos en multas por distintos incumplimientos a la Norma Oficial Mexicana.

Por otro lado, hay que reconocer que se siguen enfrentando obstáculos para realizar la verificación, como son las negativas de algunas estaciones de servicio a que la autoridad los verifique. Cada año se suman en promedio 570 negativas de verificación.

Con base en estos datos hay que reconocer que cualitativamente hablando el modelo de operación vigente hasta ayer estaba rebasado y  tenía rendimientos marginales decrecientes. Es decir, aun cuando se verificara más no se observarían mejores resultados en cuanto al cumplimiento de la ley. Bajo esta modelo que ayer llegó a su fin, el trabajo de verificación ya no contribuye de manera positiva a la construcción de confianza, de ahí que resultaba fundamental transformar el modelo.

En este contexto, hay que reconocer el trabajo de la Secretaría de Economía en su conjunto, pero de manera especial a la Subsecretaria de Competitividad y al Comité de Normalización que encabeza la Dirección General de Normas, por esta sensibilidad de impulsar este proceso de transformación de normalización de una manera tan atinada y con mucha sensibilidad. Desde 2010, que se inició con este proceso normativo para la actualización de la Norma 005, y en 2011, cuando se propuso la creación de la 185, la Profeco, como representante de los consumidores en el Comité de Normalización, se posicionó contundentemente a favor de ambas.

Con su entrada en vigor se fortalece el trabajo de verificación que realiza la Profeco. Por ejemplo, la Norma 005 obliga la integración de aditamentos de confiabilidad, y dificulta la alteración de la arquitectura del dispensario. Asimismo, el dispensario contará con una bitácora de eventos, en el que se podrá revisar hasta 12 meses del historial del funcionamiento electrónico del dispensario.

De manera coloquial el modelo de verificación que ayer terminó se podría describir como una fotografía que toma la Profeco de las bombas en una estación en el momento exacto que llega a las mismas, mientras que ahora este dispositivo permitirá tener una película continua sobre cómo ha despachado la bomba en los últimos 12 meses y consecuentemente identificar la o las alteraciones.

En cuanto a la 185, permitirá una mayor certidumbre sobre el software instalado en los dispensarios.

Con la entrada en vigor de estas normas se observa un doble cambio fundamental en el factor de riesgo. Por un lado, se reduce el riesgo de los consumidores de recibir menos combustible por el que pagaron; mientras que por el otro, aumenta el riesgo al proveedor que busca alterar el despacho, pues ahora sí la autoridad tendrá elementos integrales para detectar y sancionar las violaciones.

Con estas normas se tendrán resultados más claros y transparentes en las acciones de verificación; asimismo, permitirá contar con información más confiable respecto del funcionamiento de los dispensarios, y por ello es necesario que ya no sólo la Profeco sino todas las autoridades involucradas en este mercado regulado hagan lo necesario para proteger al consumidor.

Para obtener más eficacia en el cumplimiento de las Normas, debemos de actuar todas las autoridades competentes en el mercado; una de ellas es Petróleos Mexicanos, quien con facultades en la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el ramo del Petróleo, otorga a particulares la distribución de combustibles líquidos a través de estaciones de servicio franquiciadas por la paraestatal; además en el Contrato de Franquicias se establece como obligación de los dueños de las estaciones de servicio cumplir con lo dispuesto en las Normas Oficiales, y consecuentemente su incumplimiento es una causal de recisión del contrato y retiro de franquicia.

En este sentido, ayer se dio inicio a un nuevo esquema de información con Petróleos Mexicanos. De manera semestral, a partir de la entrada en vigor de estas Normas Oficiales, la Profeco entregará un reporte con las estaciones que incumplan la Norma o se niegan a las visitas de verificación, con el objeto de que Petróleos Mexicanos evalué el retiro de la franquicia. Toda esta información será publicada. Cabe recordar que las estaciones gozan de una franquicia proveniente de una empresa pública y por tanto deben ser ejemplares en el cumplimiento de la ley.

Ayer, para cerrar un ciclo de modelo de verificación, la Profeco envió un reporte a Petróleos Mexicanos de las estaciones de servicio que no han permitido realizar las verificaciones de la autoridad y las que recurrentemente han incumplido con la normatividad que les aplica, para que PEMEX considere el correspondiente retiro de la franquicia.

Estas Normas no son por sí mismas la solución al problema de confianza del mercado de gasolinas, que con razón ha preocupado por muchos años a los consumidores, pero sí son una gran oportunidad para propiciar un punto de inflexión y empezar a reconstruirla, mediante resultados, eficacia y seguridad jurídica. Ahora más que nunca es posible definir una clara frontera entre la legalidad y la ilegalidad.

Las herramientas tecnológicas que la Norma plantea y la coordinación entre Profeco y PEMEX serán clave para cerrar la puerta a aquellos que estén fuera de la ley. Por eso ahora el reto es profundizar la transparencia y rendición de cuentas de todos los actores; Profeco por delante, pero también PEMEX y todos los proveedores.

Como lo mencioné anteriormente, las verificaciones de la Profeco son casi censales. El objeto de una verificación es identificar el cumplimiento de la Ley, y en caso contrario sancionarlo. Un mercado no puede corregirse exclusivamente mediante estas verificaciones. Debe contar con estímulos e incentivos que generen mayor competencia y transparencia. La eficacia en la protección de los derechos de los consumidores es directamente proporcional al grado de avance en la competencia de los mercados. En sentido inverso, a menor competencia, mayor vulnerabilidad, lo que obliga a mayor cantidad de verificaciones y sanciones de la Profeco.

Por eso resulta indispensable que en esta oportunidad, Pemex participe de manera directa en impulsar incentivos dentro del diseño, otorgamiento y evaluación de las franquicias, que propicien mejores prácticas comerciales, a través de mayor competencia, transparencia y rendición de cuentas. No me queda la menor duda que Pemex puede velar simultáneamente por la seguridad jurídica de los franquiciatarios y por los derechos de los consumidores.

Subsidios bajo la lupa

María José Contreras revisa algunos de los tabús en contra de modificar los subsidios energéticos y plantea soluciones. Dale click al enlace para leer su artículo completo.

Y es que es de interés general conocer y analizar a fondo el tema de subsidios, pues al final del día, estos se cubren con recursos que todos pagamos y esto exige que se manejen con la mayor transparencia y eficiencia, pero también que se reflexione sobre la utilidad social de los mismos.

María José Contreras. Animal Político. 13 de Junio.

10 pésimos pretextos para defender los subsidios energéticos.

http://www.animalpolitico.com/blogueros-tanque-pensante/2012/06/13/10-pesimos-pretextos-para-defender-los-subsidios-energeticos/