Atletas van y vienen con el paso del tiempo. Cada uno es héroe para su época o generación. De ahí que resulta interesante una comparación fotográfica de cómo cada gladiador olímpico enfrenta sus propias batallas.
Vean en estas imágenes que nos deja The New Yorker, cómo resalta la simplicidad de la tecnología, vestimenta e infraestructura en el inicio de los juegos en su concepción moderna.
Hoy, en cambio, existe toda una parafernalia en torno a los juegos. No sólo el gran despliegue de medios, tecnología, entretenimiento, patrocinios, sino el avance de las técnicas de entrenamiento y competencia.
Por eso es muy importante que a pesar de estos cambios de forma, el fondo del espíritu se conserve y fomente, pues el olimpismo es todo un concepto a favor del juego limpio, sana competencia, respeto entre naciones y tolerancia. Por eso ayer en twitter reflexionaba con @AnaFVega sobre lo negativo del grito de la porra mexicana en el partido de fútbol y que tenemos que hacer algo para erradicar la tristemente famosa expresión de cuando despeja el portero adversario de «puuuuuuuuu….».
Nuestro país tiene mucho más tradiciones, humor y fortalezas para ser recordados en esta justa olímpica, que por gritos discriminatorios. Hoy el talento de los clavadistas a todos nos dejó una gran satisfacción y esperamos que vengan más resultados positivos.
Los aficionados debemos dar muestra de tolerancia y respeto a la dignidad de todos los participantes.
No se pierdan este link de The New Yorker. También, encontré este otro link que tiene una fotos espectaculares de las modas de las Olimpiadas de Londres en 1908 (vía@NPRPictureShow) . Mis respetos para las competidoras, ¡Imagínense correr o brincar con el largo de esas faldas!